Divendres-setembre 2014

La Diada de 2014. Ya está aquí. De la movilización, de la presencia masiva de los ciudadanos catalanes en las calles, puede depender el futuro del proceso soberanista. No tanto para presionar más todavía al Gobierno central para que cierre los ojos y permita la consulta del 9 de noviembre, si no para ofrecer más consistencia al soberanismo la vista puesta a medio plazo.

Sin embargo, los defensores de un movimiento que, pese a mezclarse con otras cuestiones, en gran medida con el malestar que ha generado la grave crisis económica, ha demostrado un gran vigor, pecan de querer convencer únicamente a los ya convencidos. Y con ello van agrandando la distancia entre dos formas de entender y de vivir Cataluña.

En el programa Divendres, de TV3, se comprobó este lunes. La directora Issona Passola, estéticamente impecable a la hora de elegir sus imágenes, ha querido, precisamente, inyectar una gran dosis de autoestima en los ya convencidos a favor de la independencia de Cataluña con su película-documental L’endemà. Y afirma, en el debate del ya citado programa de la televisión catalana, que no buscaba, para nada, a los que dudaran o pusieran pegas al proyecto soberanista. Asegura que no se trataba tanto de ofrecer visiones diferentes, como explicaciones sobre el día de mañana, es decir, una vez Cataluña fuera ya independiente. Pero, por nombrar a diferentes protagonistas, ¿por qué el juez elegido para estas cosas es siempre Santiago Vidal, o por qué el economista es siempre Xavier Sala Martín, o también, vamos a admitirlo, Germà Bel?

El hecho es que en el debate público se ha dejado en fuera de juego a muchos profesionales, de diferentes ámbitos, para elegir a los que favorecen las tesis de los independentistas.

Todo el mundo está en su derecho de hacer lo que crea conveniente. Pero se está creando una distancia cada vez mayor. No puede ser que la realidad sea vista en blanco y negro por los diferentes actores. Ni tiene la razón el economista Xavier Sala Martín, que está en todas partes –hay personas que me preguntaban este verano si existen más economistas en Cataluña—ni tampoco miente en todo lo que dice. Ese el problema, que, con medias verdades, –el déficit fiscal de Cataluña existe, pero puede tener solución y no es tan monumental como se defiende—se ha querido edificar un proyecto de ruptura.

La Diada ya está aquí y el 9 de noviembre, a la vuelta de la esquina. Pero, ¿Y después? ¿Cómo se podrá rehacer todo?