La pregunta que sobrevuela en todos los círculos intelectuales, con más intensidad si son de izquierdas, o tienen inquietudes sociales que otros no muestran, hace referencia a la estabilidad social de España frente a una de las crisis económicas más devastadoras de su historia reciente. Después de una transición llena de dificultades, de una reconversión industrial dolorosa, y de los esfuerzos para entrar en la zona euro en igualdad de condiciones con los otros socios europeos, España aguanta con cierta resignación gracias a un entramado social y familiar de ayudas mutuas.
Pero también, claro, gracias a una economía sumergida que se calcula en un 25% del PIB, lo que supone una auténtica barbaridad en un país que quiere seguir formando parte del club europeo.
Hay más factores, sin embargo. Y hay que encontrarlos en la lección que ofrece Robert Reich, el ex secretario de estado de Trabajo con el Presidente Bill Clinton, en Estados Unidos. Reich es una referencia para el mundo progresista anglosajón, y también para el europeo. Habla con cierta claridad, sin tapujos, y deja en evidencia el conservadurismo norteamericano, y a la derecha despiadada. A aquella que todavía hoy cree que bajar impuestos a las rentas más altas es un buena fórmula para que se produzca el llamado fenómeno del “goteo”, según el cual las inversiones aumentarán y de ello se beneficiará el conjunto de la sociedad.
Reich se pregunta por lo mismo que en España. ¿Por qué no hay revueltas sociales en Estados Unidos? Los salarios siguen bajando, las ganancias empresariales se concentran en un porcentaje cada vez menor, que está en la cúspide social. El número de familias pobres sigue creciendo. La situación social se deteriora, pero no hay grandes protestas sociales.
¿Explicaciones? La clase trabajadora tiene miedo. Tiene miedo de perder lo poco que tiene, sus salarios. La fragilidad del factor trabajo es enorme, como no se conocía durante décadas. Y los sindicatos ya no cumplen su papel. Han sido desarmados, y, fruto de ello, la afiliación es muy baja en comparación con otros tiempos, tampoco tan lejanos.
Uno de los factores que dinamizan una sociedad y que son una punta de lanza para forzar cambios sociales son los estudiantes. Pero en Estados Unidos la paradoja es que las facilidades que se ofrecen para poder estudiar se convierten en una enorme jaula. Y los créditos hay que pagarlos. Cada vez más jóvenes estudiantes comprueban cómo la deuda se incrementa. Son jóvenes endeudados, que viven con sus padres, y que con los trabajos que consiguen difícilmente podrán pagar en un tiempo razonable los créditos que pidieron para estudiar.
Y, finalmente, todos esos estamentos sociales se han distanciado del poder político, al que ven incapaz de cambiar las cosas. La percepción es que no serán útiles para forzar las reformas necesarias del sistema, y, lejos de presionar, prefieren dejarlo correr, mostrando una actitud cínica de poca confianza en sus representantes políticos.
Reich, sin embargo, cree que esa situación no se puede sostener en el tiempo. Y es optimista, pensando en la historia de Estados Unidos, que ha sabido siempre rehacerse y encontrar caminos para estabilizar las cosas. El ex secretario de estado de Clinton deja claro, como apuntan economistas en España, como Santiago Niño Becerra, que las revoluciones no están de moda, que no se llevan. Que son mejores las reformas. Pero advierte que si no se producen esas reformas, las revoluciones pueden acabar llegando.
En España lo sucedido en el barrio de Gamonal, en Burgos, es un aviso. Se trata de una ciudad pequeña, conservadora, pero que ha protagonizado un incidente que no es menor. El economista Antón Costas lo explicaba recientemente, al señalar que la cohesión social está en peligro, y que no se puede decir que ya se ha entrado en una fase de crecimiento, dejando a millones de personas en la cuneta.
Y también el pensador Zygmunt Bauman alerta, con cierta resignación, que los desequilibrios se han incrementado, y que las clases más pudientes ya no quieren hacer esfuerzos para paliar la situación. Sencillamente se han refugiado en “sus castillos”.
Reich apunta. En Estados Unidos las cosas que dice se relativizan mucho. Pero apunten el nombre de Reich. Lo pueden seguir en su blog. Siempre interesante. Imprescindible Reich.
En esta entrevista con Robert Reich, del autor de este blog en el diario Expansión de hace unos años, el ex secretario de Estado de Trabajo apuntaba tendencias que, efectivamente, se han concretado. Desgraciadamente.
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