Las votaciones-trampa, tras resoluciones que plantean los grupos parlamentarios para dejar en evidencia a su adversario político, son las que provocan un mayor distanciamiento entre la política-profesional-institucional y la ciudadanía, porque no sirven para nada. Pero en los próximos meses comprobaremos que esa será la tónica, a raíz del debate sobre el proyecto soberanista que defiende el Gobierno catalán. Ocurrirá en el Congreso y en el Parlament.
Esta semana ha sucedido en el Congreso de los Diputados. La paradoja es que diputados como Alfonso Guerra, que está a punto de jubilarse, o debería estarlo, han puesto contra las cuerdas al líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. Otros diputados veterenos, como Manuel Chaves, presionaron a Rubalcaba para que se votara a favor de una resolución de UpyD, dejando en la estacada al PSC.
En el programa El Debat de La 1 de RTVE se discutió de todo ello. Previamente también se pudo analizar la situación de la economía catalana con el conseller de Empresa i Ocupació, Felip Puig. En el enlace del inicio de este post, en el fotograma, se muestra las distintas intervenciones.
En cualquier caso, lo que ha exhibido esa votación es esa gran desorientación de los socialistas, catalanes y del resto de España, que no saben cómo reformar la Constitución, que sería, realmente, la alternativa más sensata. No lo saben porque están atenazados por un clima muy duro, tanto en Madrid, como en Barcelona, en dos sentidos totalmente contrarios.
Una de las respuestas la ha ofrecido el primer secretario del PSC, Pere Navarro, al asegurar que, tanto el PSOE como el PSC han hecho lo que podían hacer. Una resignación total. O un elogio en toda regla de Ortega y Gasset y la conllevancia.
Rubalcaba que se calle ya de una puñetera vez no lño queremos en España que se vaya de aqui a dar por el saco.