Breve comentario de circunstancia. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, busca una salida política que pueda lograr el apoyo de la mayoría de la sociedad catalana. La consulta soberanista, prevista para el 2014, difícilmente se podrá celebrar, porque el Gobierno central, sea del PP o del PSOE, no conciben que Catalunya sea un sujeto jurídico y político propio, y ello es lo que significaría un referéndum de autodeterminación. No lo conciben, pero es que además la ley así lo consigna. Catalunya no lo es ahora. Podría serlo en el futuro, pero eso pasaría por una reforma profunda de la Constitución.
Ante eso, Mas busca que se implique el PSOE y el PP en una transformación constitucional de envergadura, que acomode mejor a Catalunya en el estado, y que modifique muchas cuestiones que han quedado obsoletas después de 35 años.
Y para ello todos los actores implicados disponen de un año, o hasta 2016, que es cuando finaliza la legislatura catalana. Mas quiere agotarla, y gana tiempo. Pero PP y PSOE deben demostrar que quieren de verdad que España se reinvente, dejando que Catalunya pueda codirigir ese Estado, el gran sueño del catalanismo.
De todo ello se debatió en el programa Divendres de TV3, con la participación de Manel Manchón, el autor de este blog; Marina Llansana, Antonio Franco, Vicent Sanchis y Tian Riba, con la conducción del programa de Xavier Coral, y parte 2. En el debate defiendo cuestiones que son obvias, pero se olvidan. El catalanismo siempre ha querido modernizar España, y ha triunfado, por lo que no se aguanta mucho que Artur Mas diga que en los últimos 100 años las terceras vías no han servido de nada.
También se olvida que estamos en esta situación después del fracaso del Estatut de 2006. Y la realidad es que se trató de una lucha partidista, utilizando como instrumento arrojadizo el Estatut. Después de un enorme ruido político, la participación de la ciudadanía fue mínima, de un 49,6% y ello fue una gran muestra de debilidad catalana, porque se aprovechó el PP y los círculos políticos y económicos más conservadores que siguen instalados en Madrid.
Dentro de los actores con más responsabilidades hay que señalar a CiU, que no entendía su papel en la oposición, después de 23 años de gobierno, y temía un cambio político estructural, con el tripartito como coalición de futuro. CiU tiró y tiró del carro para que ERC dudara de sí misma, ante la perplejidad del PSC y la ausencia del presidente Pasqual Maragall.
Estamos ahora donde estamos. Pero hay salidas. Hay que ponerse y abandonar la idea de que es mejor chocar contra un muro.
Creo que hay que repetir esas obviedades.