Con todas las precauciones necesarias, y esperando que el lunes los mercados hayan interpretado de forma correcta los acuerdos de la cumbre europea, lo que han conseguido los dirigentes europeos es positivo, como reconoce el propio Financial Times. Se sigue caminando hacia esa unión bancaria, fiscal y política que Europa necesita si quiere seguir siendo una de las potencias económicas mundiales. Hay dudas, es cierto, pero el pulso que ha planteado el primer ministro italiano Mario Monti a la cancillera alemana Angela Merkel, es de gran importancia y nos debe llevar a un debate de mayor profundidad. Un debate político, porque Monti está imponiendo sus tesis –buenas para el conjunto europeo-, pese a ser considerado un tecnócrata, no elegido en las urnas, sino impuesto por las autoridades europeas, que no podían soportar por más tiempo al histriónico Silvio Berlusconi, votado por el pueblo italiano. Frente a Monti, ha salido derrotada, por el momento, la cancillera Merkel, votada por el pueblo alemán, siempre pendiente de la opinión pública alemana y de todos los contrapoderes institucionales alemanes.

Veamos brevemente lo que se ha conseguido en la cumbre europea, después de la amenaza, incluso, de dimisión planteada por Monti y que anunció el analista Wolfgang Münchau, como se explicó en uno de los últimos post de este blog.

La recapitalización directa de la banca:

Era una petición de Mariano Rajoy, secundada por Monti y el presidente francés, François Hollande. Los fondos que se destinen a la banca no supondrán un aumento de la deuda del Estado. Pero sólo se podrá establecer cuando haya una supervisión bancaria única que se encargará al Banco Central Europeo. El dinero llegará y, de momento, sí computará como deuda del Estado, pero posteriormente se anotará como un préstamo del BCE.

La compra de bonos por parte del Fondo de Rescate:

Fue Monti quien ideó que fuera el fondo de rescate el que pudiera comprar bonos de deuda soberana. Pero esta ayuda implicará una importante condicionalidad a las economías que la soliciten. Mariano Rajoy insiste en que, de momento, no la pedirá. Significaría que España renuncia a financiarse en los mercados, y la realidad sería que España estaría intervenida con todas las consecuencias. Tanto Rajoy como Monti esperan que sea el BCE el que compre bonos en el mercado secundario, como había hecho hasta hace un par de meses. Las tesis alemanas, sin embargo, complicarán mucho la actuación del BCE.

El tercer acuerdo es que el MEDE no será el primero en cobrar:

Es importante. El fondo de rescate, el MEDE, que sustituye a partir de julio al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), ya no tendrá prioridad para cobrar en caso de impago. Esa condición inicial creaba un gran nerviosismo entre los inversores y había sido uno de los factores que explicaban el aumento de la prima de riesgo.

Todo esto se ha conseguido en gran medida por la presión de Monti, junto con Rajoy y Hollande, que se habían unido para rechazar las medidas a favor de políticas de crecimiento por una cuantía de 120.000 millones, con lo que la cumbre habría resultado un fracaso. Porque lo que Monti y Rajoy, principalmente, reclamaban eran soluciones a corto plazo. Se puede construir los Estados Unidos de Europa, y estoy convencido de que el camino será imparable, pero sin medidas inmediatas para rebajar el coste de la deuda soberana se ponía en peligro el euro y la propia Unión Europea. Quedan dudas y preguntas, que economistas como Xavier Sala-Martín han planteado y que hay que tener en cuenta.

El caso es que ha sido determinante la amenaza de dimisión por parte de Monti. El primer ministro italiano fue comisario de la Comisión Europea, conoce a la perfección los entresijos de la política europea y es un hombre respetado por todos. ¿No ha sido elegido en las urnas? Ese puede ser, quizá, un mérito. ¿Por qué?

La política ha alcanzado uno de sus peores registros. Aunque la solución a la parálisis de la Unión Europea no llegará hasta que no se pueda elegir directamente al presidente de la Comisión Europea, y no haya partidos políticos netamente europeos, el populismo se puede beneficiar de la situación.

En Italia, Berlusconi comienza a hacer de las suyas. Ha dejado claro que Italia puede ser rescatada, o que Alemania podría salir de la eurozona, o que la propia Italia podría salir del euro. Berlusconi busca ahora a los que desconfían del euro, a los que llevaron a la alcaldía de Parma –una ciudad industrial del norte de Italia- al Movimiento Cinco Estrellas, del cómico Beppe Grillo.

Ante esto, no me digan que la posible dimisión de Monti puede crear una gran alarma. Hasta el punto de que Merkel admita que debe hacer concesiones, porque, realmente, lo que está en juego es el euro, que tanto ha beneficiado a las empresas alemanas.

El tecnócrata Monti, por tanto, es necesario. Y la paradoja es que en esta cumbre ha sido el más político de todos, jugando sus cartas con maestría.