El Gobierno español ha pedido formalmente el rescate financiero al Eurogrupo, aunque sin concretar todavía gran cosa. El fondo de 100.000 millones de euros está a disposición de la banca española, aunque la gran cuestión sigue sin esclarecerse y es determinante: esos fondos pueden ir directamente a los bancos, o al Estado. En el segundo caso el coste se traduciría en más deuda para el Estado, con lo que se seguiría sin romper el círculo vicioso entre el sistema financiero y las cuentas públicas del Estado. El Ejecutivo español seguirá luchando para lograr que no se incremente la deuda del Reino de España, y la cumbre de la Unión Euroepa de este próximo fin de semana puede ser decisiva. Debería ser, en todo caso, decisiva para buscar ya una salida definitiva a la crisis de la deuda europea, crisis que es principalmente política y que puede derivar en una grave crisis social.

En la misma semana en la que se dilucidará el campeón de la Eurocopa de fútbol, que si se cumplen los pronósticos saldrá de la final entre España y Alemania, se podrá saber también quien gana la cumbre europea. Y Alemania aparece de nuevo como favorito, porque las tesis de la canciller Angela Merkel, siguen sin sufrir importantes percances.

Pero es Alemania la que puede ganar, curiosamente, a la propia Alemania si sigue sin ver el peligro que aguarda a su economía. El analista y coeditor del Financial Times, Wolfgang Münchau, se refiere a la posibilidad de que la política de Angela Merkel nos lleve directamente a un infierno dantesco.

¿Por qué motivo? Diferentes economistas han comenzado a hablar directamente de la imposibilidad de mantener el euro. En concreto, si nos referimos a España y Catalunya, vislumbran una única posibilidad, la de que se recupere la moneda nacional, la peseta. Sería un desastre, pero en poco tiempo el país volvería a crecer. La tesis es que Europa presenta tantas diferencias en su seno que el proyecto federal, con una unión fiscal, es del todo imposible. Tal vez, pero no hacerlo, no caminar hacia ese proyecto federal, que implicará una cesión de soberanía enorme, pero justo para cobrar un mayor peso en la esfera internacional como bloque económico, comportará un fracaso y un desastre mucho mayor.

Ciertos economistas o analistas entienden que no se puede machacar continuamente a Alemania y que es contraproducente. Entre ellos, con razones y argumentos, que, en parte, podemos compartir, están Josep Oliver, Miquel Puig, o Joan B.Culla y el propio ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol.

¿Pero qué dice Münchau? Que es Alemania la primera interesada en que no se rompa el euro. Con un mercado interior europeo que recuperara las monedas nacionales, aunque se estableciera un sistema con tipos de cambio flexibles, quien perdería de forma notable es la industria exportadora alemana. El 40% de sus exportaciones se realizan en la zona euro. Una de las cosas que no se tienen en cuenta es que para Alemania fue muy bueno que economías como la española o la italiana dejaran de ganar competitividad de forma periódica a través de devaluaciones de sus monedas. Y, con la entrada en el euro lo dejaron de hacer.

Pero Münchau alerta también del colapso financiero que supondría la ruptura del euro, porque el Bundesbank tiene, frente al Banco Central Europeo, deuda activa por un valor de 700.000 millones de euros.

El desastre está a punto de suceder. Y soluciones no hay muchas. Münchau vuelve a insistir en que el BCE debe poder comprar deuda soberana, la deuda se debería mutualizar –hay sistemas viables ya diseñados- y la unión bancaria se debería producir lo antes posible.

En caso contrario, España perderá, no sé si también la Eurocopa, pero Alemania perderá seguro contra sí misma. Será un autogol de Merkel.