Sí, Europa es así. No lo puede remediar. Ha funcionado tanto tiempo de esta manera, que ya es algo genético. No podrá cambiar. Pero esta vez la situación ya es insostenible, y lo pueden pagar las actuales y las futuras generaciones con un coste que se antoja del todo imposible de asumir.

La Unión Europea juega con fuego, no llega a ningún acuerdo que sea suficientemente sólido como para alejar cualquier peligro. España está sufriendo hoy un coste que los economistas más sensatos lo ven totalmente inmerecido. La prima de riesgo española, si atendemos a la economía española, a su peso, no debería estar por encima de los 250 puntos de diferencia respecto al coste de la deuda alemana. Pero está por encima de 500. La línea de crédito de 100.000 millones para los bancos, si seguimos la versión del presidente Mariano Rajoy, no calma a los mercados. Seguramente porque, sea o no sea suficiente, implica que España deberá pagar unos intereses que implicará más recortes para cumplir con el objetivo de déficit. Y todo ello alimenta una espiral demencial, de recorte, más déficit, recorte…

Pero Maquiavelo seguramente era un amante del proyecto federal. Sus consejos al Príncipe no iban encaminados a establecer una Unión Europea, pero dejemos el pequeño problema de la distancia histórica.

Puede que sí, que efectivamente, haya una operación secreta federalista. Todo se pone muy feo, tensamos la cuerda hasta el final y todos aceptarán que no queda otra que unos Estados Unidos de Europa. Ya decíamos hace poco que se están dando los pasos para esa dirección. El historiador económico Niall Ferguson lo ve como inevitable.

Europa precisa de una unión bancaria, y el rescate a España, proveniente del fondo europeo de rescate, (FEEF), que convivirá hasta mediados de 2013 con el Mecanismo Europeo de Estabilidad, que se pone en marcha el próximo 1 de julio, viene a ser el embrión de esa unidad financiera. El analista del laboratorio de ideas Bruegel, Nicolás Verón, apuesta por ello.

Explica todo ese proceso, o mejor dicho, las carencias del proyecto europeo que ahora hay que completar, el también analista y director del laboratorio Bruegel de Bruselas, Jean Pisani-Ferry, uno de los asesores ahora del presidente francés François Hollande, tal y como narró con valentía en su reciente libro el Despertar de los demonios (Antoni Bosch Editors, 2012).

Y si tienen más dudas, que las deberíamos tener todos, eso seguro, hay un editorial del Süddeustche Zeitung, criticado en este blog por su reciente critica España en la que se deslizaban algunos tópicos, en el que apuesta por dos máximas que hemos defendido aquí: para el éxito de la operación se deben dar dos importantes hechos, que Alemania disponga de su capital, y que Francia acepte la pérdida de soberanía.

Porque no queda otra. Debe haber en algún momento, y mejor cuanto antes, como ya ha denunciado la directora-gerente del FMI, Christine Lagarde, una unión de corte federal que permita, entre otras cosas, mutualizar la deuda.