Eran las dos de la madrugada del día de Navidad, las primeras navidades en paz después de la gran guerra. Y en la granja, conocida como Charleston, en Sussex, se había llegado a una extraña conclusión: todo era un misterio. Rodeado de hombres importantes, justo, además, en aquel momento, comenzaba a respirar Angelica Garnett, fallecida el pasado 4 de mayo a la edad de 93 años. Con ella se va el último aliento del grupo de Bloomsbury, un enorme círculo de intelectuales y artistas, en muchas ocasiones ridiculizados, porque, ciertamente, habían practicado un cierto esnobismo.
Resulta que entre los asistentes al parto, se encontraba John Maynard Keynes, que, a pesar de sus importantes quehaceres, (seguía negociando el armisticio con los alemanes) ayudó en lo que pudo al joven de 32 años, Duncan Grant, en las siempre angustiosas horas de espera. Grant era el padre. La madre, Vanesa Bell, hermana de Virgina Wolf, (Stephen de solteras). Y también estaba David Garnett. Y sí. Garnett concibió en ese instante, viendo a una niña preciosa de enormes ojos azules y dedos larguísimos, una supuesta brillante idea: se casaría con ella. Lo hizo a los 50 años, por los 20 de Angelica.
Vanesa Bell adoraba a Duncan Grant, el gran pintor del grupo de Bloomsbury, que acabaría inmortalizando a todos sus miembros en extraordinarios cuadros, que se exponen en la National Portrait Gallery, en Londres. Pero Vanesa estaba casada con Clive Bell, el gran amigo de Thoby, el hermano de Vanesa y Virginia, fallecido prematuramente en 1906. El matrimonio ya no funcionaba desde unos años antes, pero los británicos son gente civilizada y se mantuvo como una amistad respetuosa y siempre amable y funcional. Vanesa, que tuvo con Clive dos hijos, Quentin (el gran biógrafo de Virginia Wolf) y Julian (fallecido en 1937 en la Guerra Civil española), aprovechó con Duncan Grant uno de los extraños periodos en los que el pintor había dejado de lado su homosexualidad.
Porque lo que ocurrió es que Duncan Grant era el gran amado del grupo. Y Garnett, uno de los primeros amantes de Duncan, quería estar junto a él y una de las maneras era casarse con Angelica, porque Vanesa estableció posteriormente una relación artística muy fructífera con Duncan. Todos podían estar juntos en Charleston.
Vanesa supo quien era su padre a los 18 años. Se casó a los 20, y pocos años después dejó a Garnett. Todo suponía un peso excesivo para ella: su padre, un homosexual que había sido amante de su marido. O al revés. Su padre oficial, Clive, que había sido también amante de…Keynes, sí.
El hecho es que había sido una joven que había respirado desde el primer llanto el olor de los pinceles, que tenía un talento genético, pero que no acabó desarrollando una carrera artística de cierta altura, a pesar de algunas de sus pinturas y esculturas. Establecida al final de su vida en Francia, no dejó de ser la guardiana del grupo. Conservó y redecoró la casa que la vio nacer, Charleston, y que se puede visitar. En su retina conservaba imágenes de aquella barba negra de Lytton Strachey (su biografía de la Reina Victoria es insuperable) y de aquel rostro siempre preocupado de Leonard Wolf, el marido y protector de Virginia. Y claro, también recordaba aquel rostro sonriente y atento de Maynard Keynes.
Así que Angelica aprovechó su pasado y sus vivencias. Su novela más famosa fue Deceived with kidness (1984), una autobiografía en la que explicó su infancia en el seno del grupo de Bloomsbury, centrada en el enorme impacto que le causó saber que su padre no era el mismo que el de sus hermanos. Del año 2000 es su última obra, Una mentira piadosa: una infancia en Bloomsbury. (Pre-textos, 2000).
Descanse en paz.