El camino está trazado. No hay alternativa, a menos que que se desee, realmente, caer en el abismo. Europa se dirige hacia los Estados Unidos Europeos. ¿Se imaginan las siglas, EUE,? Bruselas ya ha decidido, de forma paralela, buscar una salida al sistema financiero español con una línea de crédito provisional.
Respiremos, sin relajarnos. Pero veamos el contexto.
Las causas económicas que provocaron el nazismo en Alemania son conocidas. Lo advirtió el que de forma insigne capitanea este blog. Sí, John Maynard Keynes lo dejó claro después de la Primera Guerra Mundial. Pero el peso cultural que arrastraba Alemania es igual de importante para entender el nazismo.
Para ello no se puede dejar de leer El Misterioso caso alemán, de la germanista Rosa Sala Rose. En su obra, la autora constata que Alemania ha sufrido siempre una envidia malsana de Francia. Las pequeñas y medianas ciudades alemanas, sin grandes capitales, favorecían el dominio de una burguesía castradora, el dominio de un protestantismo riguroso, el control social.
Todo eso hay que entenderlo y asimilarlo. Pero ese mismo poso cultural, esa falta histórica de un centro político y económico, permitió posteriormente, sin dejar de lado la imposición de Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, un estado de corte federal.
Con la reunificación alemana, protagonizada por Helmut Kohl, el proyecto federal para toda la Unión Europea, podía ser una realidad. Porque la cuestión es que el rechazo a una Europa federal no vino de Alemania, sino de Francia, como se comprobó en el tratado de Maastricht.
La cancillera alemana Angela Merkel, tan criticada y con razón, ha dejado ahora las cosas claras. La solución para España, para Francia o para la misma Alemania es una Europa federal, sí, pero todos deben ser conscientes de lo que significa: unión en la eurozona del sistema bancario –estamos ya en un momento embrionario- unión fiscal y unión política. Pérdida, por tanto, de soberanía nacional sobre las políticas presupuestarias; fiscales; sociales; de pensiones y del mercado laboral.
¿Lo soportará Francia, al margen de los buenos deseos ahora de François Hollande?
Los hechos demuestran que no permitió el avance que deseaba Jacques Delors con el tratado de Maastricht, como se explicó en una de las entradas de este blog.
La cumbre de la Unión Europea de los próximos 28 y 29 de junio será trascendental. Es posible que antes de la reunión ya se puedan avanzar algunas medidas, estudiadas por la propia canciller Merkel junto con la Comisión Europea que preside José Manuel Barroso. La dirección ya está tomada. Los propios británicos, el primer ministro David Cameron y los medios de comunicación, así lo han dado a entender. Ellos mismos, siempre tan reacios a ceder soberanía frente a la UE, ven como algo natural que una moneda, el euro, tenga detrás un estado. Ahora no es así.
¿Y si Alemania tiene problemas con su propia constitución para avanzar en el camino federal?
¿Recuerdan lo que ocurrió en Estados Unidos? El genio de Alexander Hamilton, creador del Banco de Estados Unidos, fue determinante. Ante las dudas y graves objeciones de Jefferson, que defendía que el sistema financiero era de incumbencia de los estados y que no lo permitía la Constitución, Hamilton alegaba que el gobierno federal podía actuar allí donde la Constitución guardaba silencio, y contó con el apoyo del dubitativo George Washington.
¿Quién será el Hamilton de la Unión Europea?
Lo que está claro es que lo que cuenta es la determinación política y ahora parece que sí existe.