Sí, España al borde del rescate. Como mínimo para su sector financiero, por parte del fondo de rescate europeo. La prima de riesgo ya está muy por encima de los 500 puntos (es la diferencia que paga en los bonos a 10 años respecto al equivalente alemán).  Pero la cuestión es quien gana de verdad si la cosa se pone muy fea. A Alemania la zona euro le ha ido muy bien. Y sigue sin ser consciente de la situación que se ha creado.

Veamos someramente el panorama. Existe una Alemania austera, que no quiere saber nada de una inflación alta. Que cree en las virtudes del Bundesbank. Es la Alemania que apuesta por un euro fuerte. De forma paralela está la Alemania que más gusta en Europa, la que cree en unos posibles Estados Unidos de Europa. La que aprobó el tratado de Maastricht, la que representó Helmut Kohl y Helmut Smith. La que define con precisión el director del laboratorio de ideas Bruegel, Jean Pisani Ferry, en su maravilloso libro El despertar de los demonios (Antoni Bosch Editores, 2012) -aquí habla sobre la necesidad de los eurobonos. Y al lado, con un papel importante, está la Alemania de las grandes empresas y de las medianas, las que son referentes mundiales en su sector, las que describe con maestría el economista Max Otte, que venden en Europa sus productos aprovechando la zona euro.

¿A Alemania le ha molestado el sur de Europa, le ha perjudicado la supuesta indolencia de España? No. El motivo es de sentido común. Con España, Italia, Portugal, Grecia o la propia Francia en la zona euro, Alemania evitaba el engorroso fenómeno habitual: las devaluaciones de las monedas nacionales cuando la cosa se ponía fea para ganar competitividad. España devaluó hasta un 30% la peseta en la crisis posterior a los Juegos Olímpicos de 1992. Lo ha hecho siempre para recuperarse de las crisis, pero ahora no puede hacerlo.

Así, Alemania les podía vender sus elaborados productos y era altamente competitiva. No tenía rivales. En el inicio del euro, durante todos los años de la primera década del siglo XXI Alemania buscó cómo competir, congelando salarios y llegando a acuerdos con los sindicatos. La jugada le salió muy bien.

Pero ¿y si Alemania pierde ese papel central? Si sale del euro, o se van los demás, el marco alemán se revalorizará de forma notable. Sus exportaciones se verán reducidas. ¿Siguen el argumento? Y se verán en la necesidad de gastar más, y recurrir a déficits presupuestarios.

Por tanto, ¿quién gana y pierde en la actual situación?