La sensibilidad es mayor en un momento de profunda crisis económica. Se dirá que la crisis la sufre, principalmente, Europa y que el resto del mundo está creciendo. Pero, en cualquier caso, no hay duda de que los directivos norteamericanos cobran demasiado y que constituyen un fenómeno digno de estudio que explica, en gran medida, la situación del sistema económico.

El substituto de Steve Jobs, al frente de Apple, Tim Cook, cobra 297 millones de euros. Es cierto que la compañía ha llegado a ser la empresa más valorada del mundo, ¿pero el valor que aporta Cook le lleva a ganar semejante salario?

Otros directivos ya están a mayor distancia, pero las ganancias son colosales. Larry Ellison, fundador de Oracle, tiene un sueldo de 59 millones de euros y Leslie Moonver, CEO de la CBS, obtiene una suma de 54 millones, según un estudio de la consultora HayGroup, en colaboración con el Wall Street Journal.

Una de las claves es que la clase directiva de Estados Unidos ha logrado un enorme poder, de tal envergadura, desde el punto de vista económico, político e ideológico, que ha podido manipular las fuerzas y las condiciones que determinan el salario. Algunos datos son muy ilustrativos. Los ofrece el economista Ha-Joon Chang,  especialista en economía del desarrollo y profesor de Economía Política en Cambridge y autor de 23 cosas que no te cuentan sobre el capitalismo (Debate, 2012).

Resulta que la relación entre la retribución de un director ejecutivo y la de un trabajador medio en Estados Unidos se movía entre 30-40 a 1 en las décadas de 1960 y 1970. Pero desde la década de 1980 ha aumentado con contundencia, y ha alcanzado la relación de 100 a 1 a principios de la década de 1990 y de 300-400 a 1 en la década de 2000. ¿Es justificable? El sueldo de los trabajadores prácticamente no se ha movido desde 1970, y si la renta familiar ha aumentado se debe a que cada vez hay más familias con los dos cónyuges trabajando.

Como en muchas ocasiones lo escrito por algunos expertos no se puede superar, dejo una cita de Ha-Joon Chang, y aquí algunos de sus comentarios sobre el sistema económico que relaciona el caso de los sueldos con la transformación que ha sufrido la economía mundial, especialmente en Estados Unidos. También podéis aquí escuchar algunos de los comentarios públicos de Chang.

“Se hace necesario exprimir constantemente a los trabajadores mediante una presión reductora de los sueldos, una precarización del empleo y una reducción permanente de las plantillas a fin de que los directivos puedan generar bastantes beneficios suplementarios y distribuirlos entre los accionistas para que no protesten contra los elevados sueldos de los ejecutivos. La necesidad de aumentar al máximo los dividendos para acallar a los accionistas reduce al mínimo las inversiones, lo cual debilita las capacidades productivas a largo plazo de la empresa. Ello, sumado a la excesiva retribución de los directivos, pone en desventaja a las empresas estadounidenses y británicas ante la competencia internacional, y acaba costándoles el puesto de trabajo a los empleados. Por último, si se tuercen las cosas a gran escala, como en la crisis financiera de 2008, se obliga a los contribuyentes a rescatar a las empresas en quiebra, pero los directivos responsables del fracaso quedan prácticamente impunes”.

Por tanto, es discutible, cuando menos, la afirmación de que es el mercado el que fija las retribuciones. Y es también es discutible que merezcan esos salarios por el valor que ellos mismos aportan a las empresas.