GreciaLas dificultades de Grecia son enormes y su salida del euro comienza a ser descontada por las autoridades europeas. Miembros del Banco Central Europeo hablan abiertamente de divorcio amistoso, una salida pactada que no genere un caos profundo en toda la zona euro. Algunos expertos van más lejos y han lanzado la idea de que si sale Grecia del euro, ello podría provocar la envidia de otros países con grandes problemas como España. El argumento es endiablado, pero tiene sentido. De fondo late la premisa de que hay vida después de cualquier crisis financiera. Se trata de Arvind Subramanian, experto del Peterson Institute for Internacional Economies, quien ha expuesto sus ideas en el Financial Times.

Aunque es cierto que Grecia sufriría mucho con una salida del euro, provocando situaciones de gran complejidad –por ejemplo renegociando contratos con la moneda nacional, el dracma- la recuperación de su autonomía le permitiría una devaluación muy necesaria para ganar competitividad. En un cálculo rápido de Subramanian, unos 50 dracmas podrían equivaler a un euro. Y, pese a la terapia de choque –Grecia sería de golpe mucho más pobre- el país podría crecer de nuevo en poco tiempo. Si ello ocurre, por ejemplo a mediados del 2013, como apunta el autor, podría ocurrir que el resto de países con problemas, como España, Portugal o Irlanda, y también Italia, comenzaran a inquietarse y plantearse seriamente una salida del euro. Otros países han pasado por crisis financieras muy complicadas y han vuelto a crecer con fuerza, como Corea del Sur, Indonesia, Argentina o Rusia.

En ese caso, se podría producir la gran paradoja que está evitando, hasta ahora, un cambio real en la zona euro. Si los países de la periferia europea interiorizan que no pueden avanzar sin una política monetaria propia –el BCE no ayuda porque Alemania se resiste- y no ven alicientes para seguir en la zona euro, el gobierno alemán también tomaría conciencia de que necesita cambiar las cosas. Con tipos de interés muy bajos en la zona euro, con una situación de privilegio de Alemania, la más competitiva con unos socios comerciales muy débiles, el país que lidera la canciller Angela Merkel podría reaccionar para reforzar la unidad política y económica de la Unión Europea y ofrecer mejores condiciones a estados tan castigados como España. Es decir, si sale Grecia del euro, los que se quedan podrían salir reforzados. La tensión a partir de ahora, por tanto, será enorme.